martes, 22 de junio de 2010

el silenco


surge en la distancia de aquellos que algún día, en todo lo que compartieron se amaron tanto, haciéndose amigos, hermanos y más que amigos… puede que sin darse cuenta caigan en la costumbre de la ausencia y le dejen la puerta abierta a la rutina; es ahí cuando regresa el silencio acompañado del olvido, ese que se roba de la mente y el corazón los momentos vividos, llevándose la magia que alguna vez hizo único y especial cada instante, el mismo que pasa la página y borra las promesas que alguna vez se hicieron para estar y sentirse siempre unidos… Por eso, al estar lejos de las personas que se ama, no hay que permitir que sea solo el silencio el único compañero de camino, hay que dejarlo que vaya de la mano con las palabras, la oración y los pensamientos que se transforman en puentes que vencen cualquier distanciamiento, y también los pequeños detalles que llenan esos silencios de recuerdos y ahuyentan el olvido; así no se diluye el sentimiento y permanecen para siempre en el tiempo, los corazones unidos.

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